Jueces Históricos

Salustiano Zavalía

Retrato del juez Salustiano José Zavalía

Salustiano José Zavalía fue ministro de la Corte entre 1887 y 1889. Su padre, de quien heredó no solo el primer nombre, la pasión por las leyes y la política, sino también la afición por la música, había sido constituyente en 1853 y gobernador de Tucumán entre 1860 y 1861, antes de exiliarse en Perú y en Chile a raíz de sus diferencias con el rosismo. Por eso, el futuro juez, nacido el 8 de julio de 1837 en la capital de esa provincia y primer hijo varón del matrimonio del exmandatario tucumano y doña Genuaria Iramaín, inició sus estudios en Valparaíso.

Ya de regreso en la Argentina, donde desde diversas funciones se convertiría en un protagonista destacado de la vida pública durante la segunda mitad del siglo XIX, Zavalía completó su formación como abogado en 1860 en la Universidad de Córdoba.

Allí se casó con Dolores Torres Cabrera, madre de sus once hijos, y entabló un vínculo fraternal e ideológico con los dirigentes Ramón Cárcano y Miguel Juárez Celman.

Incursionó en el periodismo como redactor de los periódicos El Imparcial y La Nación Argentina (en Córdoba y Buenos Aires, respectivamente), para luego iniciar su carrera parlamentaria, primero en la Legislatura cordobesa y, más tarde, en ambas Cámaras del Congreso nacional.

Ya en el ámbito judicial, fue procurador fiscal, magistrado en lo Civil y camarista bonaerense. Además, encabezó una breve gestión como interventor federal en Tucumán antes de ser designado, por decreto del 10 de septiembre de 1887, para integrar la Corte Suprema, ocupando la vacante que había dejado José Domínguez y López Carmelo al renunciar.

Permaneció dos años en el Tribunal y, entre otros puntos destacados, fue el único miembro de la Corte que, con su voto disidente, se opuso a la sentencia dictada en el juicio sobre expropiaciones para la apertura de la Avenida de Mayo (Municipalidad de la Capital c/ Isabel A. Elortondo s/ expropiación - inconstitucionalidad de la Ley del 31 de octubre de 1884). También se encuentra su voto en la causa Sojo, Eduardo c/ Cámara de Diputados de la Nación, en un fallo del 22 de septiembre de 1887 donde se estableció que “la Corte y los jueces de sección pueden entender del recurso de ‘habeas corpus’, pero dentro de sus respectivas jurisdicciones”.

La sentencia agrega, entre otros conceptos, que “no puede fundarse el derecho de recurrir en apelación a esta Corte, de un acto de una Cámara Legislativa”. Aunque acordó su salida del Tribunal en abril de 1889 (lo reemplazó Luis Vicente Varela), no abandonó la política: ese mismo año fue elegido senador nacional.

Políglota, dueño de una vasta cultura y diestro ejecutante de guitarra, flauta y piano, Zavalia se caracterizó por su carácter refinado y temperamental a la vez, a tal punto que, en la vehemencia de los debates que mantuvo con Aristóbulo del Valle (crítico del gobierno que lideraba su amigo Juárez Celman), llegaron a batirse a duelo el 26 de septiembre de 1889 en la zona de “boxes” del Hipódromo porteño. Eran tiempos en que los “duelos de caballeros” eran todavía moneda corriente entre las clases altas. En esa ocasión, y tras efectuar dos disparos cada uno, ambos salieron ilesos.

Por pedido del presidente, Zavalía renunciaría a su banca (y a los cargos que ocupaba en el directorio de empresas de ferrocarriles) para asumir como ministro del interior al año siguiente, en medio de unacrisis que llevaría a la caída del gobierno.

Alejado de la exposición pública, se refugió en su familia, en la lectura y en los viajes. Zavalía falleció en Buenos Aires, el 29 de junio de 1914, a sus 76 años.