Jueces Históricos

Luis Varela

Retrato del juez Luis Varela

Luis Vicente Varela nació el 27 de mayo de 1847 en Montevideo. Sus padres, Justa Cané y Florencio Varela, habían emigrado a Uruguay en tiempos de Juan Manuel de Rosas.

Varela se graduó en la Universidad de Córdoba en 1868 con una tesis titulada “Estudios sobre la Constitución de Buenos Aires” y ejerció como abogado tanto en Uruguay como en Buenos Aires, en el estudio de Dalmacio Vélez Sarsfield, quien lo nombró luego subsecretario de su Ministerio de Interior durante la presidencia de Sarmiento. Posteriormente intervino como convencional constituyente en las reformas de la provincia de Buenos Aires de 1870-1873 y de 1882 a 1889.

Entre 1876 y 1880 fue diputado en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y luego ocupó una fiscalía en la Justicia provincial. Antes de asumir su cargo como ministro del Máximo Tribunal, Varela se desempeñaba como juez de la Suprema Corte bonaerense, tribunal al que se había incorporado en 1887. El 3 de abril de 1889 fue designado en la Corte Suprema de Justicia de la Nación por el presidente Juárez Celman en reemplazo de Salustiano J. Zavalía.

Compartió los acuerdos de ministros en distintos momentos con Juan Eusebio Torrent, Octavio Bunge, Benjamín Paz, Luis Saenz Peña, Abel Bazán, Benjamin Victorica y Calixto S. de la Torre.

Varela es recordado por sus disidencias en casos emblemáticos como “Cullen c. Llerena” (Fallos: 53:420), donde la Corte, por mayoría, dijo que los actos políticos de los poderes políticos de la Nación, disponiendo su intervención en las provincias, no fundan un caso judicial. Varela sostuvo que las cuestiones políticas son sólo cuestiones de soberanía y, si bien la Constitución no ha dado al Poder Judicial la facultad de dirimir conflictos entre el Gobierno Nacional y los gobiernos de provincia, tampoco puede pretenderse que haya impuesto a éstas el deber de acatar sin recurso las medidas políticas del Gobierno Federal que sean contrarias a la Constitución.

También le tocó intervenir en el caso “Leandro N. Alem” (Fallos: 54:432), en el cual se discutió si el estado de sitio suspende las inmunidades parlamentarias. Por unanimidad, con la firma de Varela, Paz, Bazán, Bunge y Torrent, el Máximo Tribunal resolvió que la garantía de la inviolabilidad personal no queda suspendida durante el estado de sitio dado que aquel instituto “lejos de suspender el imperio de la Constitución, se declara para defenderla, y lejos de suprimir las funciones de los poderes públicos por ella instituidos, les sirve de escudo contra los peligros de las conmociones interiores o de los ataques exteriores”.

Varela renunció a la Corte el 17 de mayo de 1899. Por decreto del 6 de junio de 1903, el gobernador de Buenos Aires Marcelino Ugarte le encargó la redacción de un código en lo contencioso administrativo para la provincia. La Constitución provincial de 1873 otorgaba competencia a la Suprema Corte provincial para intervenir originariamente en estas cuestiones, quitándosela a los poderes administradores, como un medio para proteger a los particulares y garantizarles una solución imparcial. De esta manera, el Poder Judicial pasaba a revisar las decisiones de los organismos administrativos, trámites que por entonces motivaban disputas doctrinarias, pues se entendía que los actos administrativos sólo podían ser revisados por el mismo poder emisor, ya que un control distinto atentaría contra la división de poderes. El proyecto de Varela fue aprobado por la legislatura bonaerense y comenzó a regir en marzo de 1906, constituyendo un sistema que orientó la legislación provincial del resto del país y que estuvo vigente por casi cien años.

Varela publicó numerosos trabajos tanto de ficción como jurídicos e históricos, y tradujo obras jurídicas y literarias de autores estadounidenses e ingleses. En 1877, con el seudónimo de Raúl Waleis, anagrama de su nombre verdadero, publicó dos novelas que pueden considerarse encuadradas en el género policial. En ellas, el jurista oculto tras el seudónimo opina sobre el sistema judicial y sus falencias, como las escasas posibilidades de reinserción social que sufren los condenados.

El 12 de diciembre de 1911, Varela falleció en Buenos Aires.