Jueces Históricos

José Trifón Domínguez y López Camelo

Con el juicio por jurados avanzando a paso firme en varias provincias de la Argentina, llega a la memoria uno de los primeros y más fervientes impulsores de esta modalidad. Se trata del juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, José Trifón Domínguez y López Camelo (José Domínguez), quien en 1884, mientras ejercía el cargo de ministro del Máximo Tribunal, fue autor de un proyecto de ley para implementar este procedimiento, en línea con la cláusula constitucional que lo contempla.

La afición de Domínguez por la literatura es otro de los rasgos poco difundidos de su trayectoria vital: las crónicas relatan que junto a su hermano menor, Luis (reconocido poeta y periodista que luego incursionaría en la política como ministro de Hacienda), se vinculó con intelectuales de la llamada “Generación del 37”, participó del movimiento cultural conocido como “Salón Literario” y hasta recibió en su casa de Montevideo —donde había emigrado su familia, que se oponía al rosismo— a Esteban Echeverría, allá por 1841.

Multifacético, inquieto y comprometido, aunque cultor de un bajo perfil, José Domínguez había nacido en Buenos Aires el 2 de julio de 1817.

Tercero de cinco hermanos, sus padres eran José Luciano Domínguez Díaz y María Luisa López Camelo Lamadrid. Se casó con María del Carmen Antuña Labander y tuvieron cuatro hijos. Su hermana Tiburcia (ver imagen) estaba casada con el también juez de la Corte Salvador María del Carril, parentesco que a Domínguez le valió algunas objeciones desde el Senado al ser propuesto por el entonces presidente Domingo F. Sarmiento para integrar el cuerpo. Sus intachables condiciones académicas y profesionales disiparon cualquier duda y fue designado el 14 de octubre de 1872. Ocuparía el cargo durante una década y media, hasta jubilarse en 1887, ya durante la gestión de Juárez Celman al frente del Ejecutivo.

En Montevideo, Domínguez se había doctorado en derecho en 1850 por la Universidad de la República. Ejerció la abogacía y la docencia de derecho canónico antes de regresar a la Argentina tras la derrota de Rosas en la Batalla de Caseros, cuando inició su recorrido en la función pública. Entre otras tareas, integró la Convención Constituyente de 1860 y en 1864 fue nombrado miembro de la Suprema Corte de Buenos Aires (el año anterior, cuando se organizó la Justicia federal, Bartolomé Mitre lo propuso como primer juez de sección de la provincia, cargo que no llegó a cubrir), donde permanecería hasta arribar a la Corte nacional.

Además de Del Carril, compartió el tribunal en diferentes etapas con otros nueve magistrados: Gorostiaga, Barros Pazos, Delgado, Laspiur, Leguizamón, Frías, Pizarro, Ibarguren y De la Torre.

Durante su paso por la Corte bonaerense, había preparado un proyecto de Código de procedimientos civil y comercial para el distrito, que seguía la ley de enjuiciamiento española de 1855. Con modificaciones, ese proyecto se aprobaría en 1878, a diferencia de su iniciativa para reglamentar los juicios por jurados que, pese a contar en su momento con aval del Poder Ejecutivo y dar operatividad a una cláusula fijada por la Constitución, fue descartada cuando se impuso la alternativa del sistema inquisitivo europeo con tribunales de derecho. La comisión legislativa que dirimió la cuestión optó por la propuesta del catedrático Manuel Obarrio, que sentaría las bases para la sanción del Código de Procedimiento Penal por la ley 2372 en 1889. Se argumentó, entonces, que la vida democrática argentina carecía aún de la madurez y el desarrollo necesarios para instalar la figura del jurado popular en su ordenamiento institucional.

Ya retirado, Domínguez murió en Buenos Aires el 24 de octubre de 1903, a la edad de 86 años.