Jueces Históricos

José Antonio Barros Pazos

Retrato del juez José Antonio Barros Pazos

El 25 de agosto de 1821, José Antonio Barros de Villafañe fue uno de los firmantes del acta de autonomía de Catamarca. Luego representó a la provincia en el Congreso General Constituyente reunido en Buenos Aires en 1826. Su hijo, José Antonio Barros Pazos, cuyo segundo apellido le viene dado por su madre, María Ignacia de Pazos y Ramallo, llegó a ser presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Nacido el 16 de enero de 1808, cursó sus estudios iniciales en el Colegio de San Francisco de Catamarca y luego de un breve paso por la Universidad de Córdoba, ingresó al Colegio de Ciencias Morales de Buenos Aires (actual Nacional de Buenos Aires) a raíz de una convocatoria de Bernardino Rivadavia a los mejores alumnos de las provincias.

Antes de cumplir los 20 años inició sus servicios en la administración pública, a cargo de la correspondencia diplomática en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Cuatro años más tarde, con su tesis titulada “La libertad de comercio es útil a la prosperidad de las naciones”, se recibió de doctor en Jurisprudencia y fue inscripto en el Libro de Matrícula de Abogados que llevaba el Superior Tribunal de Justicia. En ese carácter asumió la defensa de varios de los acusados por el asesinato de Facundo Quiroga.

A principios de 1832 fundó junto con José Luis Bustamante y Francisco Casiano Beláustegui el diario El Cometa Argentino. Luego de que el gobernador Juan Manuel de Rosas prohibiera su publicación, emigró a Montevideo en compañía de su amigo el general José María Paz y, tras un año allí, viajó a Santiago de Chile donde colaboró con la publicación El Progreso, a cargo de Domingo Faustino Sarmiento y Carlos Tejedor. Allí escribió una serie de artículos que luego fueron recopilados en la obra “Administración de Justicia. Artículos publicados en El Progreso en 1843 sobre Juzgados de Comercio (Buenos Aires)”. 

Casado con Leocadia Matheu, descendiente de Domingo Matheu, tuvieron un hijo cuando se encontraban en Chile, época en la que ejerció la docencia como catedrático de inglés, latín, literatura latina y gramática castellana en el Instituto Nacional.

Ya de regreso en Buenos Aires, en 1852 el general Justo José de Urquiza lo nombró para formar parte de un tribunal encargado de juzgar a Rosas, al tiempo que fue elegido rector de la Universidad de Buenos Aires, cargo que desempeñó entre 1852 y 1857. Barros Pazos integró el Consejo de Estado que organizó Urquiza para la futura convención constituyente como candidato convencional por Córdoba. También la Legislatura que dictó la Constitución del Estado de Buenos Aires (1857-1858). En 1860 fue electo diputado, pero no completó su período, ya que fue designado para integrar la Convención del Estado de Buenos Aires encargada de examinar la Constitución Nacional, de acuerdo al pacto del 11 de septiembre de 1859.

Tanto desde la prensa como desde la Academia de Jurisprudencia Teórico-Práctica de Buenos Aires fue autor de proyectos de leyes de procedimientos y de organización de la Justicia, y propuso suprimir la prisión por deudas, aún existente en esa época.

A partir de junio de 1859, integró la Cámara Criminal del Superior Tribunal de Justicia de Buenos Aires junto con Benito Carrasco, quien más tarde sería uno de sus colegas en el Máximo Tribunal de la Nación. Por decreto del 18 de octubre de 1862, el presidente Bartolomé Mitre lo designó para integrar la primera Corte Suprema
argentina, donde permaneció por 14 años.

Su firma puede verse en casos emblemáticos como “Calvete” (Fallos, 1:340), donde la Corte Suprema se proclamó como intérprete final de la Constitución y de los derechos y garantías consagrados en ella; “Aráoz” (Fallos, 3:139), donde se afirma la necesidad de la existencia de un caso concreto y la imposibilidad de actuar de oficio o
en abstracto, o en “Ríos” (Fallos, 1:32), donde, reafirmando el principio de separación de poderes, se excluyó al Ejecutivo del ejercicio de funciones jurisdiccionales atribuidas por la Constitución Nacional al Judicial.

Al momento de su fallecimiento, el 23 de noviembre de 1877, Barros Pazos ocupaba la presidencia del Tribunal. Se dice que entre sus documentos personales fue hallado un pedido de jubilación que no llegó a presentar.