Jueces Históricos

Margarita Argúas

Retrato de la jueza Margarita Argúas

“Había llegado hasta su oficina en su Peugeot 505, color verde oliva, desde su casa en Callao 765, sexto piso, donde vive con una hermana y dos criadas. Vestía tapado azul turquesa, semilargo, zapatos del mismo tono; las empleadas de la Cámara Civil hicieron una colecta (doscientos pesos por cabeza) y le enviaron un ramo de rosas bordeaux”. Debe ser muy difícil hallar una crónica sobre el debut de un juez de la Corte con tanto detalle sobre colores y vestimenta, pero así ilustraba la revista política Periscopio, en su edición del 18 de agosto de 1970, un momento histórico en la lucha por la igualdad de género: el primer día de Margarita Argúas como primera ministra del Máximo Tribunal.

Desde luego, no fue su sobria elegancia lo que le permitió, hace medio siglo, atravesar el techo de cristal. A pesar de las interrupciones provocadas por vaivenes políticos, Argúas (Buenos Aires, 29 de octubre de 1902 - 27 de julio de 1986) se destacó como académica brillante desde el inicio de su carrera. Esa cualidad la llevó a recibir numerosos premios y distinciones y a convertirse en la primera mujer en muchos planos. Antes de ocupar su despacho sobre la calle Lavalle en el cuarto piso
del Palacio de Justicia, fue en 1933 la primera profesora titular en la Facultad de Derecho de la UBA; la primera camarista, nombrada en 1958 en la Sala F de la Cámara Civil de la Capital Federal; la primera miembro de una Academia Nacional (la de Derecho, claro) y la primera mujer en ocupar la presidencia mundial de la International Law Association (ILA) entre 1968 y 1970, institución creada en Bruselas en 1873 para promover del desarrollo del derecho internacional y el estudio del derecho comparado. Esos antecedentes llegaron a la mesa del entonces presidente de facto Roberto Levingston, quien buscaba un reemplazante para el fallecido ministro José Bidau. En un principio, Argúas fue considerada como posible subsecretaria de Cultura y Educación, pero su laureada trayectoria como jurista influyó en la determinación final.

“Designé a la doctora Argúas, a quien conocía solo de nombre, después de un detenido análisis de sus sobresalientes antecedentes como profesora universitaria, jurista y camarista, lo que constituyó no sólo un acto de merecida justicia, sino también un homenaje al ya ponderable desarrollo humano y profesional de la mujer argentina, razón por la cual dicho nombramiento fue recibido con general beneplácito”, declaró Levingston, en una carta de lectores al diario La Nación.

Argúas se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en 1925, doctorándose con diploma de honor con una tesis sobre “La regla locus regis actum en la legislación civil y la jurisprudencia argentina”, que obtuvo un premio accésit.

En 1926 presidió la Comisión de Codificación del Centro de Estudios de Derecho Internacional Privado. En 1933 fue nombrada profesora adjunta de dicha materia en la Facultad de Derecho y en 1939 fue asesora de la delegación argentina en el segundo Congreso de Derecho Internacional de Montevideo.

Argúas fue coautora de un Tratado de Derecho Internacional Privado y de Algunos aspectos de domicilio en Derecho Internacional Privado. Además escribió, entre otras obras, El Derecho Internacional Privado en el Código Civil (1968), La adopción en el Derecho Internacional Privado (1981) y Las últimas reformas del Código Civil Español en Derecho de Familia (1985).

La vida de Argúas estuvo atravesada por el período más convulsionado de la historia institucional argentina. Fue testigo del primer golpe de Estado a los 25 años, en los albores de su exitosa carrera, y vivió el último apenas tres años después de abandonar su sillón de la Corte, el 24 de mayo de 1973. Estos cimbronazos marcaron
una vida de renuncias académicas y personales, pero también de reconocimientos y retornos.