Oficina de Referencia Extranjera
ORE - Jurisprudencia - Canadá
26/06/2025

CORTE SUPREMA DE CANADÁ

Derecho penal. Juicio por jurados. Homicidio en primer grado. Delitos menos graves incluidos en el delito principal. Homicidio en segundo grado. Homicidio culposo. Verosimilitud. Asistencia jurídica al jurado. Las hipótesis de delitos menos graves incluidos en el delito principal (como el homicidio en segundo grado y el homicidio culposo en casos en que el delito principal es el homicidio en primer grado) son verosímiles cuando, basándose en la prueba, un jurado debidamente instruido y que actúa razonablemente puede absolver el delito principal y condenar el delito menos grave incluido en este. ("His Majesty the King and Jennifer Pan, David Mylvaganam, Daniel Chi-Kwong Wong and Lenford Crawford", sentencia del 10-4-2025).


   
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CORTE SUPREMA DE CANADÁ, “His Majesty the King and Jennifer Pan, David Mylvaganam, Daniel Chi-Kwong Wong and Lenford Crawford”, sentencia del 10-4-2025, en https://decisions.scc-csc.ca/scc-csc/scc-csc/en/item/20938/index.do

 

  Antecedentes del caso: Jennifer Pan es una joven que vivía con sus padres, con quienes tenía una relación difícil. En noviembre de 2010, tres intrusos armados ingresaron a la casa de la familia Pan y les dispararon a sus padres, el Sr. y la Sra. Pan, en la cabeza y en los hombros, respectivamente. La madre murió, y el padre resultó gravemente herido, pero sobrevivió. Jennifer, que también se encontraba en casa al momento del ataque, fue atada a la baranda de la escalera y resultó ilesa. 
  Jennifer Pan, junto con Daniel Wong, Lenford Crawford y David Mylvaganam, los tres individuos que habían ingresado al domicilio, fueron acusados de homicidio en primer grado de la Sra. Pan y de tentativa de homicidio del Sr. Pan. 
   En el juicio, la Corona había acusado a Jennifer de haber organizado, por intermedio de Wong y Crawford, el asesinato de sus padres a cambio de dinero. 
   El juez manejaba dos hipótesis: o bien que había habido un único ataque planificado y deliberado con la intención de asesinar a ambos padres, o bien que había habido un plan conjunto entre dos o más personas para ingresar al domicilio y cometer un robo, en cuya comisión se disparó a ambos progenitores. 
   Por su parte, la defensa había instado al juez de primera instancia a que incluyera para la consideración del jurado la hipótesis de que los acusados solo habían planeado matar al padre y que, o bien sabían que la muerte de la madre era una consecuencia probable, o bien sabían que existía un riesgo razonablemente previsible de daños corporales no menores para la madre. Para ello, solicitaba que incluyeran los delitos menos graves de homicidio en segundo grado y homicidio culposo. 
   El juez de primera instancia rechazó el pedido, por considerar estas hipótesis inverosímiles, es decir, que ningún jurado razonable podría llegar a esta conclusión en las circunstancias del caso. 
   El jurado condenó a los cuatro acusados por el homicidio en primer grado de la Sra. Pan y por tentativa de homicidio del Sr. Pan. 
  Todos los acusados recurrieron sus condenas ante el Tribunal Federal de Apelaciones fundándose en supuestos errores ocurridos durante el juicio. Alegaron que, por un lado, el juez de primera instancia había instruido al jurado que las pruebas solo permitían establecer dos hipótesis de culpabilidad y que, si el jurado se hubiera inclinado por la tercera hipótesis propuesta por la defensa, algunos de los acusados podrían haber sido condenados por homicidio en segundo grado u homicidio culposo en lugar de homicidio en primer grado. 
   A su vez, alegaron que el juez había incurrido en un error al permitir que una presentación de diapositivas elaborada por la Corona, en calidad de asistencia jurídica, fuera presentada en la sala del jurado. Señalaron que también había incurrido en un error por no destituir a un miembro del jurado por supuesta parcialidad y por instruir al jurado sobre cómo debía ponderar las pruebas sobre el carácter de otro acusado, Eric Carty, cuyo caso había tramitado por separado.
   El Tribunal Federal de Apelaciones admitió el recurso y consideró que la tercera hipótesis planteada por la defensa podía ser verosímil, al igual que los cargos de homicidio en segundo grado y culposo, y que estas hipótesis deberían haber sido tomadas en cuenta por el jurado para dar su veredicto. Ordenó que, en consecuencia, debía celebrarse un nuevo juicio por el cargo de homicidio en primer grado. 
   Sin embargo, dejó en pie las condenas por tentativa de homicidio del Sr. Pan, al considerar que el error del juez de primera instancia no afectaba esas condenas. Finalmente, consideró que el juez de primera instancia no había incurrido en ningún error con respecto a la presentación de diapositivas, la supuesta parcialidad de un miembro del jurado o las pruebas sobre Eric Carty.
  Ante esta decisión, la Corona interpuso un recurso ante la Corte Suprema de Canadá, y solicitó se restablecieran las condenas por homicidio en primer grado. 
  Por su parte, los acusados interpusieron apelaciones cruzadas ante la Corte Suprema de Canadá. Alegaron que el error identificado por el Tribunal Federal de Apelaciones también afectaba sus condenas por tentativa de homicidio y solicitaron que se realizara un nuevo juicio por los cargos de homicidio en primer grado y de tentativa de homicidio. Además, renovaron sus argumentos ante el Tribunal Federal de Apelaciones sobre la presentación de diapositivas, la supuesta parcialidad de un miembro del jurado y las pruebas sobre Eric Carty.

   Sentencia: la Corte Suprema de Canadá desestimó el recurso de la Corona y las apelaciones cruzadas de los demandantes y ordenó que se realizara nuevo juicio por homicidio en primer grado para todos los acusados. 
   En cuanto a la verosimilitud de los delitos menos graves y la tercera hipótesis de la defensa, la corte señaló que una hipótesis era verosímil cuando, basándose en la prueba, un jurado debidamente instruido y actuando razonablemente podría absolver del delito principal y condenar el delito menos grave incluido en este.
   Al respecto, consideró que el juez de primera instancia había incurrido en un error al resolver que la hipótesis de un plan de matar solamente al padre era inverosímil. Agregó que, si bien existían pruebas sólidas que apoyaban la teoría de la Corona de que el objetivo era matar a ambos padres, no había pruebas indiscutibles que contradijeran la idea de que el plan consistía únicamente en matar al padre.
   Por otro lado, destacó que el elemento mens rea adicional para una condena por homicidio en segundo grado consistía en que el acusado fuera consciente de que la muerte de la madre era una consecuencia probable de llevar a cabo la intención común de matar al padre, y que el elemento adicional de mens rea para el homicidio culposo consistía en que el daño corporal no leve contra la madre fuera una consecuencia objetivamente previsible del plan ilícito de matar al padre. 
   Al respecto, la Corte Suprema consideró que había pruebas suficientes para que un jurado debidamente instruido pudiera llegar a la conclusión realista de que los elementos adicionales de ambos delitos menos graves se habían probado y que existía una duda razonable sobre la existencia de un plan para matar a la madre. 
  Declaró que, por lo tanto, los delitos menos graves de homicidio en segundo grado y homicidio culposo eran verosímiles, por lo que el juez de primera instancia había incurrido en un error al no instruirlos como posibles hipótesis ante el jurado para su veredicto. No obstante, consideró que el error del juez de primera instancia de no haberlos incluido no había afectado las condenas por tentativa de homicidio y que, por tanto, esas condenas debían mantenerse. 
  Por otro lado, la Corte Suprema consideró que no cabía ordenar un nuevo juicio para los cargos de tentativa de homicidio respecto del Sr. Pan. Advirtió que el Tribunal Federal de Apelaciones no tenía la facultad legal para ordenar un nuevo juicio con el único fin de impedir el riesgo de futuros veredictos inconsistentes, ya que, por un lado, consideraba que no había ningún riesgo de inconsistencia en este caso, y, por el otro, entendía que ello no era apropiado en ningún caso pues, como regla, los tribunales de apelación no podían alterar los veredictos del jurado válidamente emitidos.
   En cuanto a la presentación de diapositivas de la Corona, la Corte Suprema consideró que el juez de primera instancia no había incurrido en un error al permitir este tipo de asistencia al jurado. Al respecto, señaló que, antes de permitir algún tipo de asistencia al jurado, el juez debía estar convencido de que tal asistencia era razonablemente necesaria, precisa y justa. Explicó que ello ocurría cuando las pruebas eran tan amplias, complejas o técnicas que el jurado podría tener dificultades para comprenderlas sin ayuda o sin dedicarles un tiempo y un esfuerzo excesivos. Agregó que la asistencia debía resumir las pruebas con precisión, que no podía distorsionar, tergiversar u ocultar ninguna prueba, y que el fin último de la asistencia jurídica al jurado consistía prevenir el razonamiento impropio de este y evitar la apariencia de injusticia. 
   Al respecto, destacó que, en las singulares circunstancias del presente caso, si bien la presentación de diapositivas reflejaba la teoría de la Corona, su valor explicativo había superado cualquier posible perjuicio, el que se había visto reducido en gran medida por la presencia del abogado de la defensa, así como por la enérgica advertencia del juez de primera instancia sobre los peligros de basar el veredicto en la presentación de diapositivas. Por estas razones, la corte consideró que debía adherir a la decisión del juez de primera instancia. 
  Por último, consideró que las denuncias de parcialidad del miembro del jurado y las instrucciones dadas al jurado sobre las pruebas relativas al Sr. Carty no interferían en las condenas. Indicó que tales decisiones debían mantenerse porque el juez había reunido la información necesaria para determinar si existía una parcialidad real o una sospecha razonable de parcialidad.