DERECHO A LA IGUALDAD. DISCRIMINACIÓN. IGUALDAD ANTE LA LEY. DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN. Organización social. Castas. Homicidios de honor .

Corte Suprema de la India

Arumugam Servai vs. State of Tamil Nadu with Ajit Kumar and others vs. State of Tamil Nadu - 19-4-2011

Texto de la sentencia (en inglés).


 

Resumen


En julio de 1999, en un festival celebrado en un pueblo del estado indú de Tamil Nadu, hubo una práctica de Jallikattu (deporte comunitario ancestral de amansamiento de novillos) y se produjo una discusión en torno al modo de atar los animales. El señor Arumugam Servai insultó al señor Panneerselvam diciéndole: “¡Eres un pallapayal!¡Comes carne de vaca!”, tras lo cual tres personas lo golpearon con palos, hiriéndolo en el hombro izquierdo. Entonces, intervino el señor Mahamani, quien también fue atacado del mismo modo, padeciendo fractura de cabeza.

Los tribunales de primera y segunda instancia hicieron lugar a la denuncia presentada por la fiscalía contra los agresores. Éstos recurrieron entonces ante la Suprema Corte de la India.

SE DECIDIÓ: se rechaza el recurso interpuesto.

Los acusados pertenecen a la casta “servai”, una casta “atrasada” (“backward caste”), mientras que los denunciantes pertenecen a “pallan”, una casta “catalogada” (“scheduled caste”) de Tamil Nadu, esta última, denominación oficial de los grupos que tradicionalmente han tenido el estatus más bajo en la sociedad india, es decir, los intocables. Por otra parte, la palabra “pallan” suele utilizarse en sentido despectivo. Insultar a un miembro de una casta “catalogada” llamándolo “pallan” constituye un delito en virtud de lo dispuesto por el art. 3 (1) (x) de la Scheduled Castes and Scheduled Tribes Act de 1989 (Ley de Prevención de Atrocidades, en adelante, Ley), en los siguientes términos: “… Todo aquél que no siendo miembro de una Casta Catalogada o de una Tribu Catalogada intencionalmente insulte o intimide a un miembro de una Casta Catalogada o de una Tribu Catalogada, en cualquier lugar, a la vista del público, a fin de humillarlo… será castigado con una pena de entre 6 meses y 5 años, y una multa”.

Llamar a una persona “pallapayal” es aun mucho más ofensivo. En el caso en examen, resulta obvio que esa palabra fue utilizada con intención de insultar, lo cual constituye un delito tipificado en la Ley.

En un país como la India –en donde existe una gran diversidad de religiones, castas, grupos étnicos y lingüísticos–, todas las comunidades y grupos deben ser tratados con respeto y nadie debería ser despreciado ni considerado inferior. Solamente así el país podrá mantenerse unido y fuerte.

En Swaran Singh & Ors. vs. State thr’ Standing Counsel & Anr. (2008), esta Corte señaló que, al interpretar el art. 3 (1) (x) de la Ley, es necesario tener en cuenta el propósito con que fue sancionada, a saber, prevenir ultrajes, humillaciones y hostigamientos a los miembros de las “castas catalogadas” y a las “tribus catalogadas”. En la era de la democracia y de la igualdad, ninguna comunidad debe ser insultada o despreciada y los sentimientos no deben ser heridos. Esto se compadece con las características básicas y el espíritu de la Constitución india.

Por otro lado, en el estado de Tamil Nadu existen cafeterías y restaurantes que utilizan dos tipos de vasos para servir el té y otras bebidas: uno para las personas pertenecientes a las “castas catalogadas” y otros para las demás. Semejante costumbre constituye un delito en virtud de la Ley. Por ello, deberán iniciarse acciones legales contra aquéllos que la practican, quienes  serán castigados rigurosamente. Los agentes administrativos y policiales serán considerados responsables y serán procesados a nivel departamental si consienten que en sus jurisdicciones se realicen este tipo de prácticas sin promover las acciones penales pertinentes contra los culpables.

En Lata Singh vs. State of U.P. & Anr. (2006), esta Corte señaló que la India está atravesando una etapa histórica crucial de transición, y que el sistema de castas es una maldición para la nación que debe ser destruida cuanto antes.

En efecto, en varias zonas del país se producen actos de violencia contra los jóvenes que contraen matrimonio fuera de su casta, generalmente dentro del ámbito familiar.  Tales actos son completamente ilegales y quienes los cometen deben ser severamente castigados. La India es un país libre y democrático y, una vez que una persona ha alcanzado la mayoría de edad, puede casarse con quien desee. En este país no existe ninguna ley que prohíba los matrimonios entres castas.

Cabe destacar aquí también que se registran casos de homicidios por honor de las personas que contraen matrimonio fuera de su casta o de su religión. Tales actos barbáricos y vergonzosos son cometidos por personas brutales y de mentalidad feudal que merecen un duro castigo. En relación con esto, en los últimos años, hemos tomado conocimiento de que los “Katta Panchayats” (consejos comunitarios) de Tamil Nadu suelen decretar o promover asesinatos por honor u otras atrocidades de manera institucionalizada. Este tipo de actos –promovidos por una suerte de “justicia paralela”– son totalmente ilegales y deben ser erradicados sin compasión. Por ello, esta Corte ordena a los agentes administrativos y policiales tomar medidas enérgicas para impedirlos. Además de iniciar acciones penales contra los responsables, el gobierno estadual debe suspender inmediatamente al magistrado, al jefe de policía de distrito y a los demás funcionarios responsables, acusarlos y procesarlos a nivel departamental si: 1) no previenen un incidente que no ha ocurrido, pero del que han tenido previo conocimiento; o 2) no apresan rápidamente e inician acciones legales contra los culpables de un incidente ya ocurrido. Esto se debe a que, en nuestra opinión, ellos resultan directa o indirectamente responsables de lo sucedido.
En cuanto al presente caso, los recurrentes se han comportado como salvajes incivilizados y no merecen misericordia.

Se enviará copia de la presente sentencia a todos los Secretarios Generales, Ministros del Interior, y Directores Generales de la Policía de todos los Estados y Territorios de la India para que sea distribuida a todos los agentes hasta el nivel de los jueces de distrito y jefes de policía, para su estricto cumplimiento. Asimismo, se enviará copia a los Secretarios Generales de todas las High Courts para que las distribuyan entre todos los jueces.

Nota del Instituto: Según los textos sagrados del Rig Veda que datan de hace más de 3000 años, del hombre primordial creado por Brahma (una de las deidades de la trinidad hindú) surgieron las cuatro castas principales de la sociedad india: los brahmanes, sacerdotes e intelectuales; los kshatriyas, guerreros y gobernantes; los vaishyas, terratenientes y comerciantes, y los shudras, artesanos y sirvientes. Más tarde, surgió una quinta categoría fuera del sistema de castas, “los intocables”, a los que se les prohibió compartir la vida social y religiosa de la comunidad y que fueron relegados a hacer el trabajo servil y “contaminante”. Desde 1935, a éstos se los llama oficialmente “Scheduled Castes” y suman aproximadamente el 16% de la población total de la India, es decir, unos 200 millones de personas.

En la primera mitad del siglo XX, durante la dominación británica, la discriminación de los intocables fue considerada ilegal. M. K. Gandhi abogó por elevar el estatus de los “intocables”, a los que llamó harijans (hijos de Dios), manteniendo ciertos elementos del sistema tradicional de castas, pero removiendo el estigma degradante y las manifestaciones de intocabilidad. Por el contrario, el Dr. B. R. Ambedkar, brillante abogado de origen “intocable”, sostuvo que sólo destruyendo el sistema de castas se podía destruir la intocabilidad. En los años ’30, fundó un movimiento a favor de los derechos de los intocables, a los que denominó dalits (oprimidos), y fue uno de los redactores de la Constitución que entró en vigor con la independencia india en 1948 y que proscribió la discriminación por castas. Sin embargo, el trato discriminatorio y la explotación económica de los dalits sigue existiendo en la vida cotidiana, especialmente en los pueblos y zonas rurales, donde vive el 90% de ellos. Los jornaleros dalits reciben salarios mínimos, retribuciones en alimentos o nada en absoluto. Es frecuente la violencia sexual hacia las mujeres dalits, así como los actos de violencia organizados por los terratenientes o los líderes comunitarios contra los trabajadores dalits, sobre todo cuando éstos se unen a los sindicatos.

 Como acto de protesta, muchos dalits rechazaron el hinduismo con su rígido sistema de castas y se convirtieron al budismo y al cristianismo. Ya durante la introducción del Islam en India en el siglo XIII, gran cantidad de intocables y de personas de castas bajas se habían convertido a esa fe, por lo que a mediados del siglo XIX cerca de un cuarto de la población era musulmana. (Fuente: <http://www.faqs.org/minorities/South-Asia/Scheduled-Castes-of-India>.)

 

 
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